ALTA MONTAÑA

Cuando, al entrar en el hostal, vi el tablero dispuesto en la mesa, no pude sustraerme al hechizo: debía jugar una partida. La mañana se había presentado entre nubes, una fina capa de lluvia enamoradiza se enseñoreó de la carretera, el sueño de la alta montaña gobernaba mis pensamientos y, por primera vez en años,…