Estimados lectores,
Cantaba Carlos Gardel en aquel tango “que es un soplo la vida, que veinte años no es nada”, y es que a partir de los cuarenta el tiempo pasa volando. Casi sin darnos cuenta, Peón de Rey ha cumplido 15 años. Nuestra revista ha dejado atrás la infancia, y exhibe sin recato su incontestable atractivo. Dice un proverbio chino que «Un hombre tiene la edad de la mujer a la que ama». Quiero pensar que mis 50 años, ya cumplidos, no han de ser un obstáculo en mi labor como editor, para que Peón de Rey brille en todo su esplendor en la hermosa etapa de adolescencia y juventud que recién comienza.
Peón de Rey nació en noviembre de 2001, al compás del nuevo milenio. Fuimos testigos de la retirada de Kaspárov, del reinado de Krámnik y Anand, y del auge de un chaval noruego que acababa de cumplir once años y no alcanzaba los 2.100 puntos de elo cuando aterrizamos por primera vez en los kioscos. Tras el lamentable cierre de JAQUE en 2012, quedamos como la única revista de ajedrez en lengua castellana, una gran responsabilidad que me tomé como algo personal, asumiendo la dirección en 2013, justo hace ahora tres años.
Ha sido un periodo de duro trabajo, que me ha obligado a abandonar mi carrera como jugador, pero habiendo cumplido la mayor parte de mis objetivos sobre el tablero, mi lugar está ahora aquí, compartiendo mi experiencia con ustedes. Y me sobran motivos para estar orgulloso, pues gracias al talento del equipo de colaboradores con que tengo el honor de contar, el reconocimiento del público hacia la calidad de la revista es hoy en día unánime y Peón de Rey goza de buena salud.
Para celebrar este aniversario presentamos un ejemplar especial con 16 páginas extras, un esfuerzo editorial que estamos seguros los lectores sabrán apreciar. Lanzamos a la vez una magnífica oferta de suscripción en la que se une el tradicional formato papel con el mundo digital, para que el buen ajedrez acompañe a nuestros lectores en sus ordenadores, móviles y tabletas, en cualquier momento y lugar, y sin coste adicional.
Decía Groucho Marx: “Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…” y un poco de ajedrez, añadiría un buen aficionado. Ese es el papel que queremos desempeñe nuestra revista: aportar nuestro granito de arena a su felicidad, poniendo a su alcance esta publicación, hecha con dedicación y esmero. Ahora solo les falta conseguir por su cuenta el yate y lo demás.
Mirando atrás, no puedo dejar de dar las gracias a Carlos Penín, socio fundador de CET – empresa editora de la revista – quien ha estado siempre detrás del proyecto, y en los últimos tres años ha volcado su alma y su arte en el diseño, para que Peón de Rey luzca tan hermosa como ustedes la ven. Desde el inicio también nos acompaña Sergio Ballesteros, a quien los suscriptores acuden con confianza para pedir ayuda o consejo. De forma especial, deseo agradecer a ICC y a su director ejecutivo Ruy Mora su firme apoyo durante los últimos diez años. Y para no hacer eterno el capítulo de agradecimientos cito por último a mi esposa Olga Alexándrova, cuya comprensión y generosidad me ha permitido dedicar el tiempo necesario a la revista.
No quiero olvidar mencionar que reservamos algunas sorpresas para el próximo ejemplar, entre ellas el anuncio de una gran fiesta PDR en diciembre.
Me despido recordando al añorado Mijail Tal, quien siempre decía que su mejor partida estaba por jugar. Ese mismo espíritu inspira a los que hacemos Peón de Rey. Y mientras nos lleguen las fuerzas y sigamos contando con el impulso de nuestros lectores, continuaremos rindiendo tributo a Caissa. ¡Gracias a todos!
Miguel Illescas
Editor de Peón de Rey
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